Antoni Tàpies nació el 13 de diciembre de 1923 en Barcelona, España. Hijo de una familia burguesa, comenzó a estudiar derecho, pero su verdadera pasión fue el arte, por lo que abandonó la carrera para dedicarse a la pintura. A principios de los años 40, Tàpies comenzó a formarse de manera autodidacta y, a mediados de la década de 1950, se unió al grupo artístico Dau al Set, que promovió una renovada visión de la pintura en España, influida por el surrealismo y el informalismo.

A lo largo de su carrera, Tàpies desarrolló un estilo único caracterizado por el uso de materiales no convencionales como tierra, polvo, madera y lienzos rugosos, lo que le permitió dotar a sus obras de una gran carga simbólica y material. Su arte, profundamente abstracto, se alejó de la figuración y abrazó la gestualidad, incorporando elementos que evocaban la realidad cotidiana, como huellas de manos, rastros de objetos y formas orgánicas. Obras como "Gran interior" (1953) y "El gran llanto" (1973) son representativas de su estilo, donde la textura y la materia se convierten en elementos esenciales para expresar sus preocupaciones filosóficas y existenciales.

En la década de 1960, Tàpies alcanzó fama internacional. En 1962, participó en la XXVIII Bienal de Venecia, un evento clave que consolidó su lugar en el panorama artístico mundial. Su obra comenzó a ser adquirida por grandes museos, y en 1984, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid organizó una importante retrospectiva de su trabajo.

Además de su producción pictórica, Tàpies también se interesó por el grabado, la escultura y la instalación. En 1984, el Museo Tàpies fue inaugurado en Barcelona, un espacio dedicado a su legado artístico, que alberga una vasta colección de sus obras y documentos personales.

A lo largo de su carrera, Tàpies fue reconocido con numerosos premios, incluido el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1990. Su arte abordaba temas de la existencia humana, la espiritualidad y la política, siempre con una mirada crítica hacia la sociedad y la cultura de su tiempo.

Antoni Tàpies falleció el 6 de febrero de 2012 en Barcelona, dejando un legado artístico que sigue siendo una referencia fundamental en el arte contemporáneo. Su trabajo continúa siendo una fuente de inspiración para artistas y pensadores, destacándose por su capacidad para fusionar la abstracción con la filosofía y la poesía visual.